| |
Las
librerías, junto con los jardines botánicos, son las dos grandes pasiones
de Figaro. Libros y flores lo vuelven loco. Aquí, en Artà, la naturaleza
da lo mejor de sí para resarcirlo de la falta de un “Garden Center”, pero
los libros no le dejan más opción que viajar a la capital, o incluso
volver a su país. Cuál no será, pues, su sorpresa, al descubrir que
alguien se ha aventurado a abrir una librería alemana en el pueblo. |
Artà
mostraba ya síntomas evidentes de la fiebre de Sant Antoni el día que
Fígaro entró por primera vez en la pequeña librería del “Carrer Ciutat” (tras
varios asaltos fallidos, resultado del miedo a la decepción que suelen
provocarle las costrosas ofertas de las librerías habituales). |
¡Qué
calma más luminosa, qué visión más panorámica le embargaron! Una cliente
que recorría los estantes por cuenta propia, en busca de información, y
una joven que se ofreció discretamente a orientarlo y a investigar con
eficacia las respuestas a sus preguntas fueron los pocos elementos que le
bastaron a para convertir aquella parada matinal en un acontecimiento
indiscutiblemente feliz. Ahora estaba claro: todo aquel que disfrutase de
la lectura encontraría allí lo que buscaba; todo aquel que anduviese en
busca de respuestas obtendría allí gran variedad de ofertas en distintos
idiomas, con el libro en lengua alemana como plato fuerte de la casa. |
Una pequeña joya
literaria que al mismo tiempo ha sabido convertirse en punto de encuentro
y caudal de información especializado. Y es que las lecturas, exposiciones
y conciertos que tienen lugar en Artà y en sus alrededores se promocionan
aquí con el mismo entusiasmo que los libros de las estanterías. Y a
propósito de entusiasmo: este local debe gran parte de su éxito al carisma
de su propietaria, una
licenciada en derecho
resuelta y competente, persuasiva y diligente,
que se entrega en cuerpo y alma a su trabajo
y que adora los libros. Los buenos libros. |
Aquel
primer día, cuando Figaro salió de “Cultural Artà”, la contagiosa energía
de aquella joven lo acompañó durante mucho rato… ¡Qué fantástico enaltecer
semejante brío, qué acierto para Artà y sus residentes! |
|