|
______ |
Descubrir |
el pueblo... |
|
| |
Soleado atardecer sobre Artà |
A pesar de la dificultad del ascenso, las vistas desde la torre
compensan cualquier esfuerzo. Eso fue lo que le sucedió a Fígaro al
subir las escaleras de vértigo que acceden a la torre del monasterio
de Sant Antoni en Artà... |

El sol seguía terminando su curso, cuando Fígaro consiguió reunirse con sus
amigos en el campanario del monasterio. Después del caluroso día,
llegó el atardecer como un refrescante manto lechoso sobre la piel
caliente de las casas, ascendiendo con la brisa como una suave ola
sobre las colinas de San Salvador. Parecía como si en la extensa
llanura del valle éstas imitaran el movimiento de las olas al ritmo
tranquilo de las mareas. |
Como Fígaro sabía por experiencia, de otros campanarios de iglesias
a las que había subido, cada uno tiene su propio toque. Y la
experiencia no defraudó: la vista desde la torre en el patio del
claustro, le suscitaba esa sensación extraña y hermosa de vértigo que hace
que la mente sueñe: sueños de poder y debilidad, parecidos a los de
un Firmín en La Regenta de Clarín, o incluso los del Diablo
Cojuelo que destecha los tejados como un huésped inesperado para ser
testigo de lo que sucede en un millar de habitaciones… |

Sin embargo, cuando a la media hora el badajo golpeó la pesada
campana junto a él, a Fígaro le pareció prudente bajar y escuchar el
próximo dar la hora en la distancia de las profundidades de un
mar de casas.
 |
|
|